El segundo episodio de la temporada ha sido algo atípico desde el punto de vista de su estructura: y es que, en lugar de presentar dos tramas paralelas, como viene siendo habitual, han creado un único argumento sirviéndose, claro está, del personaje más fuerte de la serie: Sheldon. Aunque no soy muy partidaria de la idea de organizarlo todo en torno a Cooper, he de reconocer que esta semana me ha encantado el episodio. En parte porque ha habido espacio para todos los personajes. Y en parte porque Jim Parsons es un crack de la comedia, que llena la pantalla en cada escena en la que aparece, aunque sea en forma de robot.
La idea de la que parte la trama puede parecer algo exagerada: Sheldon estudia su esperanza de vida y se da cuenta de que debe prolongarla para poder vivir hasta el momento en el que sea posible transmitir su consciencia a un robot. Lo genial es que, por ridículo que esto pueda parecer, llega a ser realmente creíble de la mano de este personaje. Maravillosa, por cierto, la idea del “Dogtopus, el mejor amigo subacuático del hombre”. ¿Quién no querría ver eso?
Ha sido curioso que las primeras ideas que se la hayan ocurrido a Sheldon para vivir más tiempo hayan sido precisamente las más “humanas”: dieta sana y ejercicio. Sin embargo ninguna de las dos ha dado el resultado esperado. En cuanto a los efectos de las coles de Bruselas… bueno, he de decir que no me van demasiado los chistes escatológicos. Eso sí, ha habido algo que me ha parecido genial: que Sheldon se ría de Leonard por pensar que podía tener apendicitis después de que él sugiriera, entre otros, el cólera o la ingesta accidental de flores de Crisantemo. Sí, Sheldon y su lógica aplastante…
Con respecto al jogging, toda la escena del calentamiento (de hecho, lo único que han podido hacer) en el rellano ha sido divertidísima. ¿Lo mejor? La frase que le suelta Sheldon a Penny después de ver que no utiliza ninguno de sus aparatos para salir a correr: “Entonces, ¿qué haces? ¿Corres por ahí libremente como si fueras un conejo?” ¡Qué grandes son estos dos cuando comparten escenas juntos!
Estirando…
Como decía antes, The Cruciferous Vegetable Amplification le ha dado algo más de espacio a los demás personajes. Por ejemplo, el tándem Howard-Raj ha vuelto a cobrar importancia, algo que no veíamos desde hace mucho tiempo. Servirse del problema de Raj con las mujeres para hacer que Howard tergiverse todas sus palabras ha sido magistral. Y, por supuesto, el enfado de Raj al ver que su amigo le robaba todos los chistes también ha sido divertidísimo. Aunque sé que ya lo he dicho alguna vez, creo que la serie gana mucho cuando se equilibra el peso entre los personajes, en lugar de servirse solamente de Sheldon.
Pero sin duda el culmen del episodio ha tenido lugar con la tercera idea que se le ocurre a Sheldon para conservar su integridad física: el Shel-bot. Todo lo que ha ocurrido en torno a este invento ha sido enorme: desde la ropa con la que iba “vestido” (la misma que llevaba Sheldon en cada momento) hasta el gag del sillón con ese “Penny, estás en mi sitio”. Es curioso cómo, aunque en cada episodio se repiten muchas situaciones y frases (los tres toques en la puerta, la incapacidad de Raj para hablar, etc.) siempre consiguen hacerme reír. ¿Qué os parece a vosotros? ¿También os gusta o ya os parece un poco repetitivo?
Es cosa mía o Sheldon ha sonreído hoy más que en toda la serie?
Hablando de gags que ya han aparecido con anterioridad, hemos vuelvo a mencionar el acuerdo de compañeros de piso (sección 74-C). No sé a vosotros, pero a mí ese acuerdo me parece mágico. En cierto modo me recuerda al Playbook de Barney: da igual cuántas veces lo utilices; siempre aparecerá algo nuevo que te sorprenderá aún más.
Pero sin lugar a dudas, la escena con la que más me he reído en todo el episodio es con la que ha tenido lugar en el coche de Leonard: primero con los entretenimientos que Sheldon ha buscado para el trayecto, y luego con el momento en el que, al ver tenso a su amigo, proyecta en la pantalla a gente bailando y lo acompaña a la flauta. Pero, sobre todo, me he partido el “Bazinga!” y el consecuente volantazo de Leonard. No puedo evitarlo: ¡adoro los Bazingas de Sheldon!
Por último, la aparición de Wozniak me ha parecido algo descafeinada, la verdad (a excepción de esa expresión de “Nerds!”), pero Penny lo ha compensado con un magnífico final cantando el Soft Kitty con el robot, ¡esta vez con acompañamiento instrumental! Vamos a terminar teniendo un montón de versiones de esta canción:
Soft Kitty, Warm Kitty…
En resumen, me ha parecido un episodio divertidísimo. Y, al fin y al cabo, de eso se trata, ¿no? Ya vendrán otras series para que nos comamos el coco. Por lo menos con esta sabemos que tenemos un buen rato asegurado. Para terminar, por supuesto, ahí van los tres momentos más divertidos del episodio:
•En tercer lugar, me quedo con Raj y la carita que ha puesto cuando le ha abierto a Shel-bot la puerta del despacho: “I’m a lamb!”
•En segundo lugar, me ha encantado la primera aparición de Shel-bot en el salón, y los constantes chistes de Penny hacia él: “A decir verdad, yo no noto mucha diferencia” “Gracias, esa era mi intención”
•Pero, sin duda, el momento con el que más me he reído ha sido con la escena del coche: “Bazinga! Tengo un interruptor de control” “¡Casi me mato!” “Y yo estoy sano y salvo en mi cama. ¿Quién es el loco ahora?” ¡Ha sido enorme!
Ahora es vuestro turno; ¿qué os ha parecido The Cruciferous Vegetable Amplification? Yo me he reído aún más que la semana pasada. ¿Y vosotros? ¡Contad, contad!
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